Miles de marxismos

Desde su irrupción, las ciencias sociales en general y la sociología en particular han intentado demarcarse de la filosofía y de aquello que constituye la superación de la misma: la teoría crítica de la sociedad. Sin embargo, esta peculiar teoría jamás se encontró reducida a una única expresión. Boc...

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Detalles Bibliográficos
Autor principal: Roggerone, Santiago
Publicado: 2017
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Acceso en línea:https://bdigital.uncu.edu.ar/fichas.php?idobjeto=10373
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Sumario:Desde su irrupción, las ciencias sociales en general y la sociología en particular han intentado demarcarse de la filosofía y de aquello que constituye la superación de la misma: la teoría crítica de la sociedad. Sin embargo, esta peculiar teoría jamás se encontró reducida a una única expresión. Bocetada en sus inicios por Marx, ha vivido continuamente en crisis y recomenzado una y otra vez, procurando ponerse a punto con los reclamos de la historia y las actualizaciones del modo de producción del capital. Esto se constata al contemplar lo sucedido a nivel de las ideas en los albores del siglo XX, tiempos en los que el legado de Marx es heredado de los más diversos modos, pero sobre todo al considerar lo que acontece desde las décadas del cincuenta y sesenta de dicho siglo, cuando las ortodoxias hacen explosión y se da paso a una era de miles de marxismos. En lo fundamental, sería ésta una era aún abierta, en la que desde distintas regiones del mundo ha intentado renovarse al marxismo, sin eludir la posibilidad de rebasarlo, reescribiendo para ello su teoría, filosofía y política. Concediendo especial atención a lo ocurrido durante esta era en el mundo de las ideas de izquierdas, en la presente ponencia se dará cuenta de las principales determinaciones que posee el marxismo en tanto teoría crítica de la sociedad como así también de su estatuto de crisis y recomienzo permanentes. Siguiendo a Daniel Bensaïd, podría decirse que el marxismo no es «una filosofía especulativa de la historia», ni «una sociología empírica de las clases» (2003: 21) ni mucho menos «una ciencia positiva de la economía acorde al paradigma […] de la física clásica» (ibídem: 22) —jamás podría él implicar algo de esto, pues ante todo se distingue por suponer un tajante rechazo tanto de la razón histórica y sociológica como de la positividad científica. Tampoco es una filosofía decimonónica, como gustaba pensar Michel Foucault; siguiendo a Herbert Marcuse, podría decirse más bien que lo que el marxismo entraña es «la culminación final de la filosofía», «su abdicación», el pasaje a «otra cosa» (1971: 32). Y bien, ¿qué es esta otra cosa? Si no es nada de lo evocado, ¿qué es el marxismo entonces?