Notas: | Habría que hablar de el Leibniz de Deleuze, como cuando se nombra un cuadro. Es en Leibniz que Deleuze tiene su momento de pintor. Quizás sea un momento de pintura que hay o debiera haber en toda filosofía. Para Deleuze es aquí como si la condición del pensamiento fuera empezar por componer un mundo. Un universo de pliegues y repliegues vibratorios, de curvas y más curvas, de seres temerosos de la luz que habitan piezas oscuras, juegos de claroscuro, de fuerzas inquietas agitándose en cada cuerpo, y todo ello ordenado según series matemáticas, según las reglas de la más estricta armonía. Exasperación de la filosofía es la primera edición de clases de Gilles Deleuze en torno a la obra de Leibniz. Además se trata de sus últimas clases públicas. Antecedente inmediato de El Pliegue, pueden considerarse como el virtual laboratorio de sus principales tesis. En ese cuadro/mundo -ahora sí- hacer una teoría del punto de vista, una teoría del inconciente, decir qué es un cuerpo y un alma, definir una singularidad, plantear el problema de la individuación o hacer la vivisección de un acontecimiento. Es el Leibniz de Deleuze, es un brote delirante racionalista, un pensamiento saliéndose metódicamente de sus casillas, una filosofía exasperada. |